Adoro las cucas!!! Adoro hacerlas!!! Quizás porque con sólo verlas y entrecerrar mis ojos me transporto a mi infancia, en mi pueblo “allá donde termina el mapa” como me gusta decir … en aquella época de mi vida tener un broche “cric crac” (cuca) era como tener un tesoro!!
La mayoría era simplemente de metal plateado y las más elaboradas pintadas de algún color estridente.
Todas las niñas las llevábamos, ya sea para sujetar el cabello y que no nos invada la cara o para acompañar la coleta obligatoria a la hora de ir al colegio.
La frustración más grande ocurría cuando una cuca, cric crac o sapito (como también se le decía) de tanto uso se quebraba en alguno de sus lados, algo que no tenía solución… el par quedaba incompleto!
Las cucas fueron de los primeros broches de Pimpa: pintadas, forradas en listón o en hilo, mini, medianas, grandes, con flor tejida, con moño.
Cada temporada se suma una variante de este broche que con solo verlo, retrocede el reloj de mi vida y me deposita directamente en mi infancia!!!